Ya la mayoría de ecuatorianos siente la crisis. Pese a que los problemas a los que estamos entrando apuntan a una mala gestión gubernamental, no viene al caso repetir lo que ya todos sabemos. Pero es por lo menos irresponsable si quien tiene el deber de liderar cambios, propuestas, dar la visión de austeridad, de ceder por el bien del país a intereses de grupo, etc., no lo hace, sino que, al contrario, actúa como un individuo sin conciencia. Gastando y despilfarrando la plata que a muchos nos hace falta en sabatinas destinadas a lo que han sido siempre: insultos, ofensas, improperios. No llega el discurso conciliador que los ecuatorianos esperamos, no llegan las propuestas inteligentes que nos enrumben en esta situación difícil. Nos sigue llenando de publicidad con mentiras. Sigue abusando, copando espacios en las radios, prensa y televisión vía cadenas vacías, réplicas al pensamiento diferente. Espacios que deberían ser nuestros, de los ciudadanos. Nuestro país necesita un SOS urgente.
Como están las cosas, quien debería poner la pausa no lo hace; al contrario, muestra señales de intransigencia, prepotencia, deja entrever que no tiene planificación alguna, que su actuar es bajo cálculos y réditos políticos. Es imperativo, entonces, que cada uno desde nuestra trinchera nos esforcemos en lo bueno, en lo que nos sacará adelante. ¿Cómo? Siendo positivos, pensando que los políticos de turno son eso… de turno. Se irán y la patria se quedará y depende hoy de nosotros ¡pueblo! ¿Qué patria queremos para nuestros hijos? ¿Qué es lo bueno de todos esto? Que sabemos cómo hacerlo, tenemos experiencia y de sobra. Hemos lidiado con gobiernos demagogos, populistas, egocentristas, irresponsables. Este es uno más. Estoy convencido de que saldremos.