Para quienes hemos tenido la suerte que nuestras familias nos financien los estudios universitarios tanto en el pre como en el posgrado (eso de la educación gratuita es una gran mentira) podemos afirmar que mucho de lo que sabemos y conocemos no solo relacionado con nuestras profesiones sino también sobre muchos tópicos del quehacer humano, lo debemos a nuestros maestros universitarios que nos enseñaron y nos dejaron esa espinita para investigar y nunca dejar de leer. Claro está, esto lo hicieron los maestros universitarios que son muy pocos, los simples profesores pasaron y no les recordamos mucho, sin embargo de todos hemos aprendido y vaya nuestra gratitud de siempre.
Hoy , quienes regulan y cierran universidades de muy buena calidad como la Pérez Guerrero que seguramente poseen títulos de PhD y maestrías de primer orden, dicen que los profesores universitarios en su gran mayoría deben poseer al igual que ellos (me imagino) títulos que acrediten un PhD o una maestría. Debo indicar, como uno más que lo dice, que lo mejor que aprendimos en las universidades que hemos estudiado no ha sido de grandes científicos, sino de verdaderos maestros que conociendo a la perfección la materia también conocen muy bien de docencia, didáctica y generosidad y amistad con sus pupilos. El ser un “sabio” con grandes títulos universitarios no garantiza que sepa transmitirlos. Qué bueno que los “revolucionarios” se interesen por mejorar, siempre existirá algo, la educación universitaria pero no significa directamente proporcional que un PhD es un muy buen docente, un maestro. ¿Cuándo nos permitirán conocer sus títulos, donde los han obtenido y cuantos años de docentes tienen los señores “jefes” de la educación superior?