Según el papa Francisco, los divorciados vueltos a casar nunca han sido excomulgados.
Siguen perteneciendo a la Iglesia Católica con todas las atribuciones pertinentes, excepto el comulgar o recibir a Jesús en la Eucaristía; lo cual siento a mi manera de ver, un obstáculo para entrar al cielo o, que da lo mismo, un alejamiento de la Iglesia Católica. Qué culpa tiene un ser humano en haberse equivocado al elegir su pareja con la cual nunca congenió y por el buen vivir de los hijos tiene que separarse y, además de arrepentirse, pide perdón a Dios por el error cometido y Dios no le perdona?
La Iglesia debe cambiar este concepto, so pena de perder a sus feligreses que tienen que buscar otras creencias para creer que ¡Dios es justo! Jesús dijo estas sabias palabras y la Iglesia Católica las contradice: “El que come mi carne y bebe mi sangre, yo lo resucitaré el ultimo día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí, y yo en él”. Si dejas una vez de recibir la santa comunión, considera lo que pierdes:
1) Pierdes una ocasión de ver personalmente a Jesús, autor de la vida espiritual y de toda santidad.
2) Pierdes un aumento especial de gracia santificante, que embellece tu alma y la hace más grata a los ojos de Dios. Por tanto, si no reciben la comunión los divorciados se alejan de la bendición de Dios.