Generalmente coincido con el contenido de los excelentes artículos que escribe el doctor José Ayala Lasso, en su columna de los días sábados en este periódico. Lamentablemente, tengo que discrepar con lo expuesto en su artículo del sábado 31 de octubre, bajo el título ‘17 años de paz’.
En efecto, no creo que sea motivo de orgullo el haber logrado una paz ante el sacrificio de más de 12 000 km2 de territorio que se perdieron con la suscripción de unos acuerdos de paz en los que todo estuvo cocinado de antemano. Los mediadores internacionales solo tuvieron que ratificar lo previamente acordado. Todo, a cambio de un kilómetro cuadrado en territorio peruano.
Motivo de felicitación y orgullo nacional habría sido si, en lugar de perder esa extensión de terreno, hubiéramos recuperado por lo menos una superficie semejante, lo que nos habría evitado continuar viviendo con un sentimiento de humillación y derrota y el habernos quedado con la figura de inodoro como aparece el mapa de nuestro país en la actualidad.