El Gobierno de la revolución ciudadana, con menos del 5%, de los 170 000 millones que ha derrochado sin control ni fiscalización, hubiese financiado el bono para 10 años (3 000 millones) y el tan publicitado proyecto Yasuní-ITT (4 000 millones), sin mendigar a gobiernos extranjeros ni adueñarse de recursos que no le pertenecen, tanto cinismo y sinvergüencería para tapar la pésima administración, gestión y manejo del Presupuesto del Estado.
Cuando se trata de dinero ajeno son sumamente generosos y botan el esfuerzo de otros por la ventana, hasta quieren ganar premios y reconocimientos, pero en el momento de donar algo que les pertenece compran departamentos y depositan en el exterior. Se reducen el sueldo a la mitad pero ahorran, se ríen y disfrutan de los viáticos, sería fantástico que abran el sigilo bancario de todos los funcionarios públicos y sus allegados, aquí y en el extranjero, para ver cuánto mismo hay de transparencia y honestidad.