El Día del Padre es un día de alegría, sin embargo, este año mi familia pasó fuera de la unidad de Cuidados Intensivos de un hospital, sin poder estar con nuestro padre, el Sr. Wiston Zambrano, quien sufre de una terrible enfermedad: cirrosis, y la única forma de salvar su vida es a través de un trasplante de hígado, los médicos tratantes nos dijeron que debía ser inmediato, pero ese ángel que salvará su vida aún no llega. Así también existen 18 personas en la lista de espera, sin embargo, hace tres meses que no se realiza este procedimiento por la falta de donantes.
Apelo a la sensibilidad de los médicos que laboran en todos los centros de salud del país, a los directores de hospitales públicos y privados, a las autoridades del Gobierno Nacional, para que informen a la Ontot (Organismo Nacional de Trasplantes de Órganos y Tejidos) de cualquier paciente con criterios para ser un potencial donante. Es que, señores doctores, hay que olvidarse de razas, condiciones sociales, ciudades de origen o egoísmo profesional, esto no se trata de honores, estadísticas o números, estamos hablando de vidas, seres humanos con la esperanza de tener una nueva oportunidad.
A la ciudadanía solo quiero decirle, si está en sus manos permitir que una vida que se apaga trascienda dentro de otro ser, van a poder experimentar el regocijo de salvar a un padre, un amigo, un hijo, un hermano, un ser humano. Mañana puede ser alguien que tú amas.