Detroit tenía el mayor ingreso per cápita de los EE.UU. en los años 50. Desde 1961 elige sólo alcaldes demócratas (el partido de Obama) con “promesas sociales” de “combatir la pobreza y la desigualdad”, “redistribuir la riqueza”, “crear empleo”, etc. Resultados: los ciudadanos productivos huyeron, la población cayó en un 70%. 47% de los residentes son analfabetos funcionales. La industria automovilística dejó de ser rentable por los altos costos laborales; desapareció el 90% de los empleos en manufactura. El desempleo es más del doble del nacional. El 60% de residentes vive en pobreza. La mitad de las calles permanece a oscuras en las noches. La Policía demora una hora en acudir a las emergencias. Los crímenes violentos son cinco veces el promedio nacional. Las casas abandonadas son destruidas por vándalos y no encuentran comprador ¡ni subastándose a USD 500! Cincuenta años de destrucción prueban que esas políticas, tan populares en Detroit como en Ecuador, no funcionan.