Ya que la libertad para mostrarse sin ropa en los espacios públicos se aprende del primer mundo, ¿será que ésta debe venir acompañada del sistema metropolitano subterráneo de transporte (Metro), también propio del primer mundo, a pesar de que Quito está construido sobre una maraña de vacios, de alcantarillas y de quebradas rellenas? ¿cuál es el afán de copiar al pie de la letra la manera de ser de los países europeos? ¿o sea que vamos a desbaratar el Centro Histórico y a violentar nuestro temperamento, por ser ya del “primer mundo”, a costos estructurales impredecibles? ¿no será mejor racionalizar el uso del espacio público y del espacio interior de cada uno de nosotros y generar modos creativos y propios de ser?