Quienes, como resultado de la consulta popular en lo referente al IESS, aspiran a ser afiliados con derechos a ciertas prestaciones deben, basándose en mi caso, que conozco es el de muchos, desengañarse por completo. Sin dificultad alguna –hasta con buenas maneras- el IESS recibirá sus aportaciones pero al momento de reclamar sus derechos la situación se les pondrá cuesta arriba.
Con casi 25 años de afiliación y 70 años de edad presenté mi solicitud de jubilación. Esta me fue negada aduciendo que mi último patrono –propietario de un colegio– no había pagado los últimos seis meses. Inmediatamente presenté la denuncia –con nombres, apellidos y cédula de identidad – contra mi empleador. No surtió efecto.
Los funcionarios del IESS aducen no tener los mecanismos legales para forzarle a cumplir sus obligaciones. Han transcurrido 21 meses y se han sucedido dos directores provinciales y sigo en el punto de partida.
¡Casi me olvido lo más importante! Este vía crucis lo he pasado en el IESS de Portoviejo de Manabí. Alguno de sus funcionarios al referirle mis gestiones que realicé en la matriz del IESS –en Quito– muy campante y muy tajante me manifestó, textual: “Quito nada tiene que ver aquí”. Tengo entendido que ese Quito incluye al Ec. Ramiro González y, talvez, hasta al Sr. Presidente de la República.