En el país se torna urgente y trascendente la participación de prestantes y honorables ciudadanos en la lid política; y, más todavía, cuando la patria se halla en una coyuntura decisiva para su supervivencia.
Cuando se habla de política, insoslayablemente se deberá entender que se hace referencia a la propiciación del bien común; es por ello, que los ciudadanos deberíamos asumir con total entereza nuestras responsabilidades; vigilando que no se lesione la dignidad y el respeto que se merece toda persona, y luchando porque se garantice el pleno ejercicio y vigencia de los derechos humanos.
Los derechos ciudadanos se los debe defender como si fueran “verdades de fe”. Y, el tratar de desconocerlos o irrespetarlos, conforme lo viene haciendo a tiempo completo el Presidente, es atentar contra la persona. Una democracia plena, será posible, únicamente en un auténtico estado de derecho.