Tras la Cumbre de Cartagena, queda en evidencia la presencia de al menos tres tipos de democracia en el actual “cambio de época”: la democracia liberal del imperio, la democracia socialista de Cuba y la democracia incipiente de la Alba autonominada del siglo XXI.
La democracia liberal del imperio, modelo de la mayoría de países occidentales y esencia de la corporatocracia, basa su discurso en las libertades individuales y niega el acceso a quienes no cumplan con las reglas de juego (derechos humanos) de la carta de la OEA.
La democracia socialista cubana en franco detrimento, no cumple con los requerimientos de la democracia liberal para ser invitada al seno de la OEA.
La democracia socialista del siglo XXI, aún no concebida teóricamente, en medio de evidentes contradicciones se viene imponiendo en los países de la Alba, más bien como un capitalismo de Estado que como una nueva alternativa; donde todos los principios de la democracia del industrialismo (libertad, igualdad y fraternidad) se han fragmentado, generando caos e incertidumbre.
Sería conveniente en este punto crucial, iniciar desde la academia, prensa y grupos sociales organizados un sesudo análisis y reinterpretación de lo que se entiende por democracia en el siglo XXI, y preguntar al pueblo qué tipo de democracia quiere.