En el país se han venido dando-muy particularmente en estos últimos ocho años-, serios y reiterados maltratos a la democracia, y concomitantemente, a la libertad, fundamentalmente a la de expresión.
Se suponía que ya aquello había quedado atrás, con el sagrado grito de: ¡libertad!, que protagonizaron nuestros héroes del 10 de Agosto de 1809. Nadie sabe cuántas cadenas más quedan aún por romperse.