En nuestro país siempre han existido procesos de ingreso a las universidades, antes del 2012, cada institución se encargaba de organizar que método usaría para filtrar a los estudiantes que serían escogidos para iniciar cada periodo académico.
Quizás los jóvenes de hoy no lo recuerden pero obtener un cupo dependía de varias noches durmiendo en la calle, filas interminables, sorteo de cupos, palancas, etc. Quienes finalmente lograban superar los exámenes que aplicaban las universidades, los cuales no necesariamente contaban con sustento académico, debían asistir a aulas abarrotadas de estudiantes que no tenían lugar digno para recibir sus clases, falta de profesores, cambios constantes de carrera, deserción y demás que eran algunas de las características de este modelo. Sin lugar a duda la gratuidad en la educación de tercer nivel, amplió las expectativas de los jóvenes por realizar estudios superiores.
Desde entonces existe una mayor demanda de ingreso a las universidades públicas y por ello la necesidad de generar un proceso sistematizado de ingreso, que permita que todos los ciudadanos estén en las mismas condiciones sin importar su ubicación geográfica, situación económica, etnia y demás.
El Sistema Nacional de Nivelación y Admisión (SNNA) aparece como un mecanismo que busca ordenar el ingreso y evitar así procesos inhumanos y poco transparentes. Quizá el problema es que ahora todos ven al SNNA como único responsable, cuando antes las quejas estaban dirigidas a cada universidad. Por ello es necesario aclarar que el SNNA establece lineamientos que permiten garantizar la igualdad, mérito y transparencia en el acceso pero continúa existiendo la corresponsabilidad por parte de las instituciones de educación superior y los jóvenes sobre algunos aspectos.
Primero, las universidades e institutos son los responsables de determinar la cantidad de cupos que ofertarán en cada periodo académico, esta decisión es parte de su autonomía institucional y se base en la infraestructura y planta docente habilitada. Con la información que ingresan las instituciones a la plataforma del SNNA, se pone a disposición de la ciudadanía la oferta disponible.
Segundo, al igual que cualquier decisión de la vida cotidiana, cada individuo es responsable por la elección que realiza. Durante la etapa de postulación (elección de carreras) los jóvenes pueden escoger las opciones de su interés, nadie les indica o direcciona sobre la decisión a tomas. Ellos y solo ellos, en función de su proyecto de vida, definen cuáles son sus intereses profesionales y deben plasmar esa decisión en su postulación.
La postulación responsable marca el futuro de los jóvenes, pues a partir de esta decisión el SNNA realiza la distribución de cupos, considerando para ello el puntaje obtenido en el examen, la cantidad de cupos disponibles y la selección que cada joven realiza durante su postulación. Jamás el SNNA asigna un cupo por fuera de la selección de los chicos; si no la escogió nunca podrá tener asignada una carrera que no desea. Por lo tanto es necesario desmentir rotundamente que Senescyt o el SNNA elige lo que los chicos deben estudiar y enfocarnos en incentivar en nuestros jóvenes la toma responsable de decisiones en todos los niveles de su vida.