Un grupúsculo de exaltados con autodenominación luciferina se han arrogado en exclusividad el “mérito” de que las corridas de toros hayan sido suspendidas y proclaman que su próximo objetivo es “terminar con el capitalismo”, es decir, con la propiedad privada, la libertad de empresa, de expresión, etc.
Esta posición aparentemente intrascendente, se torna preocupante al haberse declarado este movimiento “seguidor obsecuente” del Gobierno y que, además, al momento, son los únicos que dan a conocer impunemente sus opiniones, aunque ellas impliquen insultos, controvertibles consignas y lo hagan en “el papel del canalla” (pared y muralla).