Defensa de la agricultura
Muy lejos de mi querido país entro a un supermercado y expresamente busco el banano ecuatoriano. Cuando lo encuentro me siento feliz y orgullosamente ecuatoriana.
Las autoridades llegaron a la bananera más grande y con calurosos discursos entusiasman a los cientos de trabajadores campesinos diciendo que ya no pertenece la bananera a un grupo de ricos ‘pelucones’ (palabrita muy desagradable), sino a los trabajadores.
Parece repetirse la historia de la famosa reforma agraria que no hizo sino retacear las haciendas agrícolas en “beneficio” de los campesinos que, a poco, quedaron en abandono.
Las medidas polarizadas y engañosas perjudican más al trabajador que al empresario. Solo con la unidad equilibrada de las dos fuerzas se puede lograr el adelanto del país.