En ‘ecuatoriano’ y otros idiomas significa tramposo, es decir, define al que se endeuda y luego no tiene o no quiere pagar. Un buen ejemplo de tramposos son los argentinos que en 1991 se declararon en default con una deuda de 144.000 millones de dólares; esto obligó al presidente De la Rúa a inventarse el ‘Corralito’ (ídem de nuestro Feriado Bancario de 1999) que sumió en la miseria al pueblo y recién está siendo solucionado por Macri arreglando con los tenedores de los ‘Bonos Buitre’. Ecuador en 2 008 tampoco quiso pagar declarando a la deuda ilegal e inmoral y ocasionando que se devalúe, para inmediatamente recomprarla, confeccionando una viveza criolla bautizada como ‘buen negocio’ por el gobierno. Los gringos que no son giles criticaron la jugada y nos clavaron un riesgo país de 1157 puntos (Perú 216 y Colombia 262), con lo cual es difícil encontrar fiadores, salvo con 10.75% de interés a plazos cortos, porque saben que esa plata no servirá para recuperar al Ecuador, sino para liquidar sueldos de la burocracia y ‘torear’ la crisis hasta intentar sentarse en Carondelet y cubrir la retirada. Al señor Alex Bravo –segundón- le detectan 2.4 millones en el Capital Bank, a dos inversionistas una empresa petrolera y otros les apresan y van por más chivos expiatorios que dejarán impunes a los firmantes de los contratos gruesos como el de la Repotenciación de la Refinería de Esmeraldas que de USD 980 pasó a USD 2 500 millones o de la Refinería del Pacífico. Felizmente Default no es quiebra y bien puede solucionarse con un ‘Corralito’ criollo.