De mañanita y justo al acabar de leer el editorial de EL
COMERCIO, titulado ‘La honra es de todos’, del sábado 12 de noviembre, cantó el gallo de mi vecino, como tratando de recordarme aquel dicho que dice: “más claro no canta un gallo”.
Es que en realidad ‘el daño moral’ que supuestamente le han infringido al Mandatario no es, no tendría por qué ser, distinto al de cualquier otro ecuatoriano que se sienta agraviado. Y la preguntita aquella que formuló Catalina Botero, relatora de la Comisión Interamericana para los Derechos Humanos (CIDH) de la OEA y que dice: ¿La honra de los demás vale o no lo mismo que la del Presidente del Ecuador?, sonó tan fuerte como erupción de la Mama Tungurahua…