Cumbre

¿Somos realmente hermanos americanos? Valdría la pena hacer un símil entre la referida cumbre y una reunión familiar común de padres y hermanos. Hubo países (léase hermanos solidarios) que no estuvieron de acuerdo en que no se le invite a Cuba, (léase hermano en desgracia, que como el hijo pródigo desea volver a ser parte de estas citas de familia).
El país anfitrión (léase hermano invitante, dueño de casa) cedió a las presiones de los más poderosos (léase hermanos más solventes) y motivo a que ciertos países de menor significación (léase hermanos intermedios) desistan de asistir.
Inclusive un país ya asistente (léase hermano que desea apoyo familiar) al observar que la cumbre (léase reunión de familia) no le iba a apoyar a su derecho de defensa territorial sobre islas que están muy cercanas a sus costas americanas y que los otros países miembros no le apoyaron, sino simplemente asistieron para abrazarse y felicitarse mutuamente (habría que preguntarse de qué se felicitan) decidió retirarse de la “cena de despedida” (léase cena de reunión familiar).
Considero positivo el que haya existido un remezón a la conciencia de la familia americana y que las cumbres no sean simplemente reuniones para buenas degustaciones y brindis para satisfacción de los egos. Dice un refrán que: “Cuando todos piensan igual, nadie piensa realmente”.

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