En una información del Gobierno sobre los logros de la revolución ciudadana se afirma: “por primera vez en el Ecuador la Corte Nacional de Justicia se conformó a través de un concurso público transparente y meritocrático”. La aseveración es inexacta ya que, por varias sustentadas denuncias, no desmentidas, la ciudadanía conoció que, a través de la comparecencia oral, totalmente subjetiva, se arreglaron los puntajes, hasta con décimas, para favorecer a ciertos candidatos afines al Gobierno y perjudicar a otros considerados independientes, como ha ocurrido con los demás “concursos” cuyos triunfadores han resultado ser de la línea oficial.
Lo mencionado se comprueba en los hechos cuando los fiscales y jueces fallan de acuerdo con las disposiciones del Presidente que generalmente las da en las sabatinas. Así, quienes denuncian indicios de corrupción en entidades públicas o critican actos del Gobierno son amenazados o enjuiciados y los jueces premiados mientras que los que fallan contra del criterio oficial son sancionados o destituidos. Así, la oferta del Presidente de “meter la mano en la justicia” se está cumpliendo abiertamente, sin disimulo; y, el sistema de justicia está sometido a las decisiones del Gobierno, así como los otros poderes del Estado.