‘Es llamada la Atenas del Ecuador por su majestuosa arquitectura, su diversidad cultural, su aporte a las artes, ciencias y letras ecuatorianas y por ser el lugar de nacimiento de muchos personajes ilustres de la sociedad ecuatoriana’ (Wikipedia).
Tuve con mi consorte, la suerte de regresar a Cuenca al cabo de muchos años, para recorrerla a pie, llenando nuestras expectativas, visitando sus calles, iglesias, parques, museos, restaurantes, librerías, etc. y el resultado fue magnífico.
Por espacio, cabe destacar: la majestuosidad de la antigua y nueva catedrales; el museo de las Conceptas, con la preocupación de que sus obras de arte, están destruyéndose con el paso del tiempo y no cuentan con los recursos para restaurarlas, por el pecado de ser una institución privada; el restaurante Tiestos; el hotel Santa Lucía; los sombreros de paja toquilla; los 4 ríos: Tomebamba, Yanuncay, Tarqui, Machángara y sus innumerables puentes, destacándose el puente roto; el Barranco; la calle larga; el centro histórico; el parque A. Calderón; el mirador Turi y la limpieza de la ciudad, digna de visitarse.