Cicerón decía: “Si tienes una biblioteca y un jardín lo tienes todo”; La lectura (Pilar 1), Sabemos el misterioso influjo que ejerce en el ser humano y la metamorfosis que produce en este, al desarrollar su hábito. El jardín, que simboliza el amor a la naturaleza (Pilar 3), su contemplación nos recuerda una suerte de indisolubilidad entre ella y nosotros proporcionándonos paz interior; pero ¿Por qué Cicerón al estructurar su bella frase olvidó al deporte (Pilar 3)? Ah… y por supuesto ¿Por qué no mencionó “al más importante” de nuestros tiempos, el dinero (Pilar 4)? Tal vez no respondían al espíritu de la época o quizá predijo que con la irrupción del consumismo, estos cuatro pilares no podrían cohabitar a la vez; estamos sentenciados a ser esclavos del perfeccionismo, la vanidad, el reconocimiento y la aceptación social, al pretender ser los mejores, los más importantes, o los primeros, sin detenernos a pensar, que el desarrollo desmesurado de unos, anula la realización de cualquiera de los otros, rompiendo el frágil equilibrio, donde mora, ese estado de plenitud física, espiritual y mental llamado felicidad. Borges dijo antes de morir “De lo único que me arrepiento en esta vida es de no haber sido feliz”.