En esta última temporada: muchos ecuatorianos han formulado preguntas cuestionando la educación, basados en las circunstancias que vive el país. Unas preguntas apuntan al comportamiento y otras al rendimiento profesional. El interrogatorio requiere contestaciones precisas y terminantes, la ciudadanía quiere saber por qué los funcionarios, personas educadas, han actuado y actúan de manera que han ocasionado la crisis que agobia al estado. Todos ellos y especialmente los ubicados en altas posiciones ostentan títulos de niveles superiores y surge entonces el malestar al constatar que se ignora la práctica de valores, causa de la corrupción, y por otro lado, una mediocridad en el dominio de los conocimientos profesionales.
Hay dos componentes indispensables para la realización del hecho educativo: el formativo o axiológico y el instructivo o científico. La axiología trata de los valores, de las virtudes para formar y modelar la personalidad, para expresarse con honradez, lealtad, justicia, patriotismo, solidaridad, optimismo, libertad, dentro de principios morales, intelectuales, cívicos, culturales, económicos, afectivos, y, a quienes se portan así la sociedad los califica como buenas personas, buenos ciudadanos y se hacen acreedores de la confianza y respeto. La instrucción se refiere al aprendizaje y aplicación de los conocimientos de las diversas ciencias, es el bagaje necesario para el correcto desempeño profesional con creatividad y productividad, exige un pensum real.
Al cumplir estos dos componentes hay calidad humana y académica, la misma que se encuentra distante del sistema educativo vigente y es la respuesta a quienes se preguntan por qué nuestros funcionarios actúan incorrectamente.