Nuestra vapuleada democracia exige rectificaciones de fondo para mejorar la gobernabilidad y para que la representatividad democrática esté adecuadamente expresada, modificando, además, el sistema de asignación de escaños legislativos privilegiando mayorías sin desconocer minorías. Todo esto depende de la madurez de los votantes. Es el momento de corregir errores.
En efecto, si queremos actuar en función de país y legislar con visión de largo plazo, creo de fundamental importancia incorporar a la consulta popular una pregunta para que la elección de legisladores se efectúe en la segunda vuelta electoral. Así se evitaría la fragmentación que ha caracterizado al Ecuador contemporáneo pues el votante se acostumbró al voto pluripartidista, lo cual ha traído incalculables perjuicios al país. Si se revisa la convulsionada historia de la República vivimos la paradoja de que este es el período democrático más largo de nuestra historia (38 años), y sin embargo es que más sobresaltos ha producido, a tal punto que el 2006 ganó la Presidencia quien se candidatizó al margen de cualquier lista de diputados. Era tal el desprestigio del Congreso, que la gente vio con buenos ojos esa audaz maniobra. Pocos repararon que Rafael Correa no se candidatizaba realmente a Presidente sino a dictador. En la práctica, la última década es la prueba de aquello.
Si hacemos historia, durante los últimos 38 años solo en un período constitucional (1979-1984), elegimos legisladores en la segunda vuelta. Y esa legislatura fue de lujo. En todos los demás procesos, la elección se llevó a cabo en la primera vuelta electoral. La dispersión en un sinnúmero de bloques caracterizó al trabajo legislativo y fue causa frecuente de la pugna de poderes. Viví esa experiencia y por eso creo que el desprestigio del Legislativo y la multiplicidad de grupos políticos con bloques legislativos “de a uno” minaron al sistema democrático. Cabe entonces, corregir errores.
Hago pública esta propuesta para que el presidente Moreno la analice. Es una verdadera “cirugía mayor”. La Función Legislativa llámese Congreso, Asamblea o como se la denomine, seguirá siendo la quintaesencia de los males de la República, si no corregimos estas fallas.