Caminar por Quito debería ser una experiencia placentera y relajante, pero lamentablemente el estado de desaseo y destrucción de algunas veredas lo vuelve desagradable. Cada propietario, incluyendo locales comerciales e instituciones públicas, debería ser responsable de la limpieza de sus veredas y el Municipio debería controlar esta obligación con multas si es necesario. La “Carita de Dios” debe tener veredas en buen estado para que puedan caminar con tranquilidad tanto los que vivimos en Quito como quienes nos visitan.
Otro asunto que requiere la atención del Municipio es la proliferación de los dueños de las veredas en las noches. Durante el día la zona azul se encarga de cobrar tarifas razonables por el parqueo en las calles, a lado de las veredas, pero en la noche Quito se vuelve tierra de nadie. Los “cuidadores” fijan tarifas abusivas que no queda más que pagar para evitar que la persona o el auto sean injustamente agredidos. ¿Quién controla esto? ¿Se podría contar con los cuidadores municipales como se tiene durante el día?