Son varias las opiniones que se han vertido respecto al tema; unas a favor y otras en contra. Cada una defendiendo la viabilidad o la inviabilidad del proyecto, pero todas centrando su atención en la eventual solución del transporte urbano de la capital.
El financiamiento externo estaría concretado, gracias a los créditos que otorgarían el BEI, el BM, el BID y la CAF, pero faltarían por definirse los aportes del Gobierno Central y del Municipio de Quito, pero antes de ello debe conciliarse el monto al que llegaría la inversión, pues se habla de USD 1 500 millones y hasta de USD 3 000 millones, igualmente de tarifas de USD 0,45 y de USD 1,00 y hasta ahora no hay acuerdo en el recorrido que debería tener.
Análisis independientes han merecido las soluciones alternativas para el mejoramiento del transporte, pues se ha señalado que el servicio del trole totalmente renovado o inclusive el bus aéreo costarían menos.
Ante este panorama, lo que no se ha mencionado es la probable caída de la demanda de los servicios del Metro, si es que la diferencia en los pasajes a aplicarse es exageradamente alta respecto a otros medios de transporte; por ejemplo, si la tarifa del Metro es el doble o más del doble que la del bus, porque en este caso el público en general preferirá el bus, lo cual puede convertir al metro en un verdadero elefante blanco, muy difícil de manejarlo.