La Constitución de Montecristi, supongo, llena de los mejores propósitos, pero sin medir el manoseo que se le iba a dar, creó este monstruo, cuyas consecuencias, directas e indirectas, las seguimos pagando por la politización con la que actuó, pues para nadie es desconocida su dependencia del ex presidente, pese a que su orientación debía ser en defensa del interés de la ciudadanía y no del partido de Gobierno.
Hoy, en la consulta que se avecina se quiere reorientarlo, para lo cual, primero debe designarse un Consejo transitorio, encargado de calificar las autoridades que están en funciones y luego nombrarse, mediante votación popular, los miembros titulares.
El mecanismo me parece sano, pero por influencias de todo tipo, los integrantes del Consejo transitorio que serían escogidos por la Asamblea de las ternas que presente el presidente Moreno, podrían estar conformadas solo por sus amigos, a condición de que sean de “reconocido prestigio”; “defensores del interés general”; que “no pertenezcan a ningún partido” y que “tengan una trayectoria destacada”, requisitos que de ninguna manera van a garantizar la independencia de funciones, con lo cual únicamente habríamos conseguido cambiar a los amigos de Correa por los amigos de Moreno.
Para evitar este posible fraude, sería recomendable que las ternas sean sugeridos al Presidente, por diferentes organizaciones de la sociedad como los colegios profesionales, las universidades, los Gobiernos Autónomos, las cámaras de la producción, las asociaciones de trabajadores, la Asamblea y la Corte Constitucional, entre otros, con lo cual los candidatos finalmente propuestos, serían los escogidos por Moreno de las ternas que le presenten las organizaciones que quedan mencionadas.
Espero que esta propuesta llegue a conocimiento del Presidente y que él la procese.