No necesitamos conocer el estado mental de una persona, sus sentimientos, personalidad, planes o proyectos, para estudiar la conducta humana. Para entender la conducta y entender por qué las personas actúan como lo hacen, lo único que necesitamos saber es que circunstancias provocan que actúen de ese modo. El ambiente en el que vivimos no es simplemente el escenario de nuestras acciones, sino, que hace que seamos como somos, las personas son el resultado de nuestra interacción y adaptación al medio en el que vivimos, nuestras acciones libres, voluntarias y democráticas hacen que no seamos seres autónomos, sumisos o ejecutores de órdenes con una personalidad débil adaptada a las circunstancias o al falso liderazgo que aglutina el poder para mandar, disponer y hacer que se cumpla la voluntad del soberano y de su “proyecto político” a cualquier precio.
La gente muchas veces está dispuesta a someterse a distintas formas de control basándose en la aversión o el incentivo con tal de satisfacer sus propios objetivos sociales y económicos.