La acción de tener derecho a elegir a través del voto es un acto democrático que demuestra la igualdad que tenemos para escoger a quienes creemos son los más idóneos de seguir manteniendo nuestra libertad y soberanía, quienes resulten electos deben ser fieles a este principio para que su trabajo se refleje en bienestar, salud, seguridad y respeto a todos los electores.
En forma recíproca, el máximo tribunal electoral, respetando la soberanía por la cual ejerce esa función, tiene el deber de exponer que los sistemas son los más imparciales y adecuados para verificar la decisión democrática, la pureza del sufragio y sus resultados. La participación de los partidos políticos actuando como veedores en todo el proceso garantizarían la obtención de un resultado imparcial.