Si bien es cierto, que nuestras Fuerzas Armadas han llenado de muchas glorias las páginas de historia y han alcanzado un alto prestigio a nivel internacional, pero como toda persona que mira la evolución de las entidades, me he detenido a pensar en cuál es el futuro de nuestros jóvenes que se encuentran en los colegios militares. Con mucha admiración escuche los comentarios de padres de familia que han confiado a sus seres más preciados, al cuidado y formación de estos establecimientos.
Me cuesta creer que aun se adopten medidas de esfuerzo físico como parte de métodos de formación o incentivo para poder salir pronto de clases, métodos que irían muy bien en sus escuelas de formación militar superior, pero que no calzan a estas alturas en estos colegios. A más de la gran variedad de uniformes que no alcanzo a comprender cuál servirá más para un mejor aprendizaje.
Pero el tema de los uniformes pasa de lado, si encontraría una mejor explicación del por qué se utilizan maderos que simulan ser fusiles, para preparar a nuestra juventud a la dura realizad de un país que quiere salir a un desarrollo creciente y duradero, haciéndolo al mejor estilo de aquellos países que requieren reclutar jóvenes para un futuro muy incierto, entonces cabe algunas preguntas, ¿quién puede regular estas prácticas un tanto inaplicables para nuestra época?, ¿qué normas regulan una verdadera educación de los colegios militares?, ¿será que los colegios militares o liceos, cambian de nombre, o el denominarse colegios militares, involucra sudor, incentivos a través de esfuerzos físicos, listado interminable de uniformes? ¿Es necesario profundizar esta reflexión para investigar los perfiles psicológicos de los jóvenes que se encuentran en estos establecimientos?, ¿ o será mejor redefinir sus nombres y métodos de enseñanza?
Henry Garzón