Cifras del flamante Aeropuerto

La revista The Economist, en un interesante artículo sobre el Nuevo Aeropuerto de Quito presenta algunas cifras que resultan llamativas y ponen en contexto esta obra del Cabildo capitalino, que mediante su campaña publicitaria nos quiere hacer creer que estamos frente a una obra incomparablemente valiosa...

La torre de control de 41 metros no es la más alta en América Latina, pues es superada por la de Cancún, de 96 metros.

Si bien la pista de 4,1 kilómetros de largo es la más larga en América Latina, permitiendo que aterrice el mayor avión de pasajeros del mundo, el Airbus A380, la triste realidad es que no existen salas de espera que puedan alojar a los 800 pasajeros que caben en dicho avión.

La terminal, con 38 000 metros cuadrados, es 27% más pequeña que la del Aeropuerto José Joaquín Olmedo de Guayaquil, a pesar de que a través de Quito pasan más de las dos terceras partes del tráfico internacional de pasajeros del país.

Los 60 counters para check-in disponibles, son significativamente menos que los 72 que tenía el anterior aeropuerto.

Una inversión adicional de USD 3 millones podría haber financiado un sistema de guianza por instrumentos categoría II o III que hubiera permitido operaciones con neblina intensa, como se presenta en al menos uno de cada tres días en la zona de Tababela y que ha resultado en retrasos de numerosos vuelos desde la inauguración hace solo seis semanas.

Igualmente, la sugerencia de que se podrían realizar vuelos directos hasta Europa desde el nuevo aeropuerto, es ridiculizado, indicando que por la altura del mismo, esto solo se podría lograr si es que los aviones partieran vacíos, sin carga ni pasajeros! Finalmente, se hace la reflexión de que la distancia hasta el aeropuerto desde Gualo es de solo 13 km, es decir unas tres veces el largo de la pista, pero al momento se requiere un peregrinaje de 42 km a través de las vías más congestionadas del sector, incluyendo el paso por el legendario puente Bailey sobre el río Chiche, por lo que el articulista termina expresando su deseo de que nadie requiera de un servicio de ambulancia desde el aeropuerto, pues podría llegar muy tarde en las condiciones actuales.

Tristes realidades de nuestro Quito.

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