Es indignante por decir lo menos lo que está sucediendo, un país petrolero, con el precio del petróleo en lo más alto de toda nuestra historia, sin embargo endeudados hasta el cuello con China, corrupción como nunca antes, un aparato burocrático inflado a más no poder, la delincuencia campea, las vías teñidas de sangre inocente por falta de orden policial y aplicación de leyes, gente asesinada vilmente el 30-S, persecución enfermiza a lo que representa oposición.
Pero esto no es casualidad, todo está “fríamente calculado”, a más inseguridad más miedo, todo este despelote ha sido fríamente planificado, siempre será más fácil gobernar en estas condiciones. Un gobierno populista y demagógico gobierna para el pueblo, y al pueblo le gusta el circo, como en la época romana, se complace escuchando al líder los sábados, insultando a todo aquel que le cae mal, no importa si son mujeres u hombres, jóvenes o viejos, ricos o pobres.
De igual forma, la ola delictiva ha sido hasta impulsada por el Gobierno, todo con el fin de justificar la consulta mañosamente elaborada. El pueblo se solaza mirando los noticieros de TC que son pura crónica roja, o comprando periodicuchos amarillistas, y entre más sangre se vea plasmada en sus páginas lo vuelve más interesante.
La persecución a la prensa que lleva a cabo el Gobierno es, como todo, una fiel copia de lo sucedido en Venezuela, un pueblo sumido en la inseguridad, la segunda en el mundo después de Ciudad Juárez, allí también se persiguió a todos los propietarios de medios, Chávez los despojó de todo, algunos prefirieron dejar el país para no ser víctimas del dictador, pues además de perderlo todo terminarían en prisión.
Lo que vivimos es una dictadura disfrazada, ojalá llegue el día que despertemos de esta pesadilla llamada revolución ciudadana, aunque el país quedará tan devastado y saqueado como si hubiese sido víctima del más atroz tsunami.