El 13 de abril, EL COMERCIO informa: “Los estudiantes de la Central llevan un mes sorteando horas huecas”, y añade: “El 4 de marzo empezó el semestre… y los alumnos sufren por la falta de maestros”…. Ilustran el reportaje fotos alusivas.
Esto ocurría mientras la U. Central ostentaba la categoría A. La lógica pregunta es ¿cómo puede tener la máxima calificación sin suplir de conocimientos a sus alumnos? Y lleva a pensar que tal vez se merece estar en la categoría B porque se supone que la A debe garantizar que todo requerimiento esté cubierto.
Todavía se ve que la Central tiene los bríos de antaño como lo demostró la marcha protesta por su “injusta” ubicación, pero sería bueno que esa misma energía fuera utilizada en esforzarse para que cosas como la referida no ocurran, para crecer en responsabilidad.
Un recinto universitario debe hacerle el honor a la inteligencia y proceder con coherencia.