Puedo estar equivocado, pero recuerdo que el presidente Rafael Correa no utilizaba los mejores epítetos para dirigirse al Fondo Monetario Internacional (FMI).
En mis años de vida (más de 60), mis padres me han inculcado que en la vida debemos manejarnos por principios, dignidad y coherencia, cueste lo que costare, más aún siendo un líder de un país. Cuando las situaciones son favorables, insultamos a todo el mundo, no necesitamos de nadie y a todos ninguneamos; pero cuando estamos mal, acudimos pidiendo apoyo a quienes insultábamos. Lamentablemente, la vida da estos giros. Por eso, con esta lección que nos da el gobernante, del que “menos esperamos, lo necesitamos”, debemos medir nuestras expresiones, porque la palabra tiene un poder increíble: construye o destruye.