Mi hermana Vanessa Margoth escribió las ideas principales del presente artículo con el objeto de sensibilizar a los ciudadanos de alma y corazón noble; mientras hoy llegamos a nuestra casa, compartimos con nuestra familia, dormimos en una cama reconfortable, a otros pocos metros está un ser humano que duerme bajo la lluvia, que a lo mejor en todo el día ha recorrido la ciudad y no ha probado bocado, lo único que tiene para cobijarse son retazos de periódicos; ésta es una realidad que sufren muchos indigentes, hay que aclarar que no son personas que piden caridad, ya que muchas personas que salen a pedir dinero tienen un hogar.
Los seres humanos sin hogar deambulan por las calles, duermen y habitan en ellas, no piden caridad, en realidad no tienen recuerdos de ¿quiénes son y quién es su familia?
Son personas que pueden tener problemas psicológicos y algunas enfermedades, lastimosamente las autoridades no tienen programas o proyectos para ayudarlos, no hay proyectos de reintegración a la sociedad de estos individuos que son marginados.-A veces pienso (…) ¿Qué las personas desaparecidas de una ciudad pueden ser los mendigos de otra?-.
Pensemos por un momento que un día salimos de nuestra casa y por azares del destino sufrimos un accidente, perdemos la memoria sin saber ¿Quiénes somos? y ¿Adónde vamos?, no portamos documentos de identidad. ¿Qué hiciera usted si le sucediera esto?
No dejemos que aquellas personas mueran solas en las calles. Si el hombre se preocupa por los animales, por las mascotas, mucho más se debe preocupar por otro ser humano, su prójimo.
Jesús lo dijo algún día: “Amad a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo, cuando dan de comer, de beber o vestir a otro ser humano es como si lo hicieran conmigo”. Recuerden: Como traten al menor de vuestros hermanos, así Dios- Padre y Jesús El Cristo os tratará en la eternidad.