La comunidad mundial acaba de conocer que uno de nuestros productos autóctonos como es la quinua, (considerado uno de los mayores y mejores alimentos que existen en el planeta y que ha sido siempre sumamente costoso internacionalmente por su aporte nutritivo); hoy, genetistas árabes han logrado que este super alimento pueda ser aprovechado de mejor manera, en mayor cantidad, libre de compuestos amargos como las saponinas; este grano, como ellos saben hacerlo lo ofrecerán en mejor presentación, prácticamente “inundarán el planeta” y al mismo tiempo les representará varios millones de dólares.
Este es un ejemplo más de los beneficios de la genética por un lado y por otro de generar nuevos ingresos para un país que ya prevé que su petróleo tiene “fecha de caducidad”. Qué bueno por los países desnutridos que aspiro les llegue barato.
No admira, pero si indigna, pues lo mismo sucede con el café fino de aroma, el cacao, “el sombrero de Panamá” y tantos otros productos que nosotros tenemos en abundancia pero que no sabemos o no nos interesa producirlos a gran escala y depender de productos como el petróleo que lo que han hecho es hacer “quejosa” y dependiente a la gran población ecuatoriana que no exige se retome la Agricultura y Ganadería es decir el trabajo, de la que vivimos por miles de años sin novedades; quienes se benefician de esto (hidrocarburos) como los recientes casos de Petroecuador, Obdebrech etc. son unos pocos politiqueros; pero el pueblo se “muere” de hambre, el mismo pueblo que exige un mejor nivel de vida pero no exige regresar a lo que siempre nos hizo alejarnos de la estulticia.
Que contradictorio (¿?).