El período más largo

Francisco Rosales Ramos

La tembladera y el rechinar de dientes se produjo en el oficialismo tan pronto se anunció la posibilidad de una consulta para que la ciudadanía se pronuncie por no reformar la Constitución de Montecristi con la que se pretende permitir la reelección indefinida del Presidente de la República.

Es que el proceso ad-hoc, atado y bien atado para que los 100 diputados oficialistas decidan una reforma de tal importancia política para la vida de la República, se les viene abajo con la posible consulta. Ya el caudillo –magister dixit- sostuvo que la posible consulta requiere previo pronunciamiento de su Corte Constitucional y su Consejo Nacional Electoral y que debe tratarse como una reforma constitucional de iniciativa popular, cuando precisamente se pediría el pronunciamiento sobre la no reforma. Estaría, por tanto, sujeta al respaldo del 8% del padrón electoral y pronunciamientos previos de los órganos que le son incondicionales. Así podrá controlar la consulta según sus objetivos e intereses para evitar que la ciudadanía diga No a la reelección indefinida. Si el caudillo, que estará 10 años continuos en el poder cuando el 2017 concluya el actual período -convirtiéndose así en quien más tiempo continuo ha disfrutado de la jefatura del Estado- la posibilidad de reelección indefinida, con todas las manipulaciones electorales que el país ha visto en estos casi 8 años, romperá la columna vertebral de la democracia y condenará a la nación a la creciente restricción de las libertades y a la concentración absoluta de poderes, con la consecuente irresponsabilidad de los funcionarios por falta de fiscalización.  

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