El cierre de la vía Calacalí-Los Bancos no es novedad para nadie, deslizamientos de tierra, árboles y rocas caen a la carretera poniendo en peligro la vida de las personas, es necesario entonces precautelar la vida de la gente con vías seguras y en buenas condiciones, la falta de señalización y ningún aviso de “peligro” ponen más tétrico el panorama. El noroccidente de Pichincha es una zona eminentemente agrícola, ganadera y turística, hoy seriamente afectada, feriados y fines de semana no son la excepción, cantidades de baches (huecos) en toda la carretera, cunetas rebosantes de basura, deslizamientos de piedra, lodo y desechos están abandonados en la vía, ¿se habrán enterado las “autoridades” de turno que se encuentra en peligro la vida de mucha gente? El peligro es permanente en los kilómetros 28, 36, 43, 51, 68 y 72, done existen derrumbes, rotura de la mesa en los kilómetros 35, 53 y 72 que son los más afectados, los técnicos aconsejan hacer estudios de suelos, terrazas y rediseñar la curva del kilómetro 41 donde los volcamientos son frecuentes. El Consejo Provincial de Pichincha, el Municipio de Quito y el Ministerio de Obras Públicas han sido incapaces de solucionar este problema; que “esto se debe al invierno que ha sido el más fuerte de los últimos 10 años y que cuentan con ambulancias y personal médico y paramédico” es una irresponsabilidad, ¿es que esperan tener más accidentes para arreglar la carretera? No se puede culpar a la naturaleza por la ineficiencia de quienes están obligación a mantener las vías en perfectas condiciones. Decir que el sistema vial del país es de primer orden es una burla, el invierno a puesto al descubierto la incapacidad e inoperancia en la construcción y mantenimiento de ésta carretera, Pichincha está abandonada.