“Nadie, no habrá sobrevivientes”, contesta Putin al director de cine Oliver Stone a la pregunta que éste le hace sobre quién ganaría una hipotética guerra entre EE.UU. y Rusia. El Presidente ruso explica que una vez empezada la guerra comienzan a funcionar sistemas automáticos que garantizan la mutua destrucción de ambos países y, por ende, de la humanidad entera y que la instalación de sistemas antimisiles genera la ilusión de invulnerabilidad, lo que incrementa el riesgo de una guerra atómica.
Sus palabras implican que el mayor peligro actual es la existencia de armas nucleares porque el efecto de sus explosiones resultan devastadores, una sola puede destruir una ciudad entera, matar a millones y poner en peligro la naturaleza y la vida de las futuras generaciones. El desarme nuclear es la mejor opción para la prevención de una guerra atómica; no obstante, este objetivo es un reto muy difícil de cumplir.
Sin embargo, todavía se está a tiempo de evitar lo evitable.