El coronel ecuatoriano Eduardo Vergara presentó su libro “Tiwintza honor y gloria”, un apasionante relato con pasajes inéditos de su liderazgo hace 21 años en esa batalla. Su grupo de fuerzas especiales llevó el mayor peso del combate contra fuerzas peruanas numéricamente superiores. Los años de preparación fueron bien aplicados en el fragor de la guerra que se dio con aviación y enfrentamientos cuerpo a cuerpo. La guerra es la política de estado por otros medios y este grupo cumplió su misión, el resto lo juzgará la historia; no es una ciencia exacta: la teoría se complementó con magnificas decisiones de combatientes motivados. En su hora de la verdad, debieron vencer sus miedos para enfrentarse con la muerte. E ahí la profesión de las armas.
El dios de la guerra plegó al lado ecuatoriano, pero la diosa fortuna no les sonrío a todos. Fue aleccionador ver al excepcional comandante Vergara rodeado calurosamente por sus guerreros de esa gesta, estremecedor cuando se nombró a los héroes caídos en combate y sus compañeros coreaban con unción: ¡vive! Sí, hasta el final de los tiempos. Sí, ¡honor y gloria! En vida debe honrarse a todos los compatriotas combatientes veteranos de los últimos conflictos bélicos, hoy respetables hombres maduros y venerables ancianos.