He leído con preferente atención, el artículo escrito por Monseñor Julio Parrilla, con motivo de la pandemia que nos agobia, titulado “Un virus de cuidado”; en el que, conmovido cita las palabras de Emmanuel Macron, el Presidente de Francia, quien afirma que: “la salud gratuita, lejos de ser una carga, es un bien precioso, que debe quedar fuera de las leyes del mercado” y además añade: “mañana tendremos que sacar lecciones de este momento, cuestionar nuestro modelo de desarrollo, nuestra débil democracia”.
Monseñor Parrilla, con claro y fundado criterio y con mucha razón, aconseja que debemos comprender, el valor de la salud para todos y la necesidad de un sistema sanitario que no tenga que mendigar medicinas, ni respiradores.
Estas sabias opiniones, emitidas por quienes no son médicos, ni salubristas; confirman nuestro convencimiento, de que es imprescindible, que nuestra Constitución y nuestros gobiernos tomen en serio a la salud y dicten las leyes indispensables, para que la salud de nuestro pueblo sea considerada como principal y fundamental, para el desarrollo nacional y para mejorar en algo nuestra endeble democracia.