Siempre lo fue pero no con los arrestos de Correa. La realidad la pinto el juez español Baltazar Garzón en marzo del 2012 cuando junto a expertos de Argentina, Brasil, México, Guatemala y Chile la examino y luego de sesudos estudios dictaminó que la justicia adolecía de graves males como la persecución a los jueces cuyos fallos no gustaban al presidente u otros altos funcionarios del régimen, la actuación del Consejo de la Judicatura que no supervisaba la conducta judicial sino que se convirtió en una instancia revisora de sentencias, la creación del ‘Error Inexcusable’ como una forma de disciplinar a los jueces a través del miedo, sin recurrir a un tribunal de justicia y decidiendo él mismo si el juez sumariado había incurrido en esa figura.
Los concursos amañados para favorecer a los jueces ‘propios’ alterando los puntajes, la criminalización de la protesta social y como lo dijo el juez peruano Luis Pásara: “se montó un sistema para someter a los jueces” y si bien la justicia se modernizo con amplios locales, jamás se independizo. El Consejo Transitorio de Participación evaluó a Jalkh y sus 4 vocales y los cesó por irregularidades en la ejecución de 3 facultades: selección, evaluación y destitución. El Consejo de la Judicatura ejerció un régimen de control direccionado a beneficiar intereses particulares y siempre hubo un conflicto de intereses, pasó de ser órgano administrativo para convertirse en juez de jueces Los cesados tienen 3 días para impugnar, creo ‘inútilmente’ y más bien deberían prepararse para enfrentar las consecuencias de otros delitos emanados de su conducta. Así termina sin pena ni gloria este corrupto organismo correista.