En estricta y rigurosa deducción el “chiquito” debe ser un tenebroso personaje, diminuto en cuerpo y alma, encargado de llevar y traer chismes y documentación que le encargaba el “hermano” para que tenga conocimiento el “compadre lindo”. La aparición en escena de la inocente “amiga” puede haberse dado para servir de enlace entre el “chiquito” y el “compadre lindo” a fin de establecer y armar el procedimiento para “bajarle” al Fiscal del cargo, o bajarle unas cuantas piezas dentarias como suficiente y ejemplarizadora advertencia política. Más allá de las interpretaciones subjetivas y risibles, el hecho real y cierto es que el diálogo cordial, amistoso y fraterno contenido en el famoso audio revela el grado de complicidad mafiosa y descarada para tratar los asuntos de Estado. Es de esperar que la justicia actúe y pronto para poner en su sitio a los “chiquitos”, “hermanos”, “compadres lindos” y “amigas y amigos” que tanto daño han hecho al país.