No hay peor mal en el mundo que una solidaridad mal entendida. Este tipo de solidaridad lleva a la gente a manifestar apoyos irracionales, carentes de lógica. Está ocurriendo con muchos políticos en Latinoamérica. ¿Es necesario que se muestre solidaridad con alguien que está arremetiendo en contra de su pueblo, que está haciendo uso de la fuerza para acallar disconformidades? Acabo de leer la manifestación de solidaridad de Evo Morales con Nicolás Maduro. ¿Es racional que se justifique por parte de un Presidente las manifestaciones de otro Presidente que busca con el escándalo distraer la atención sobre denuncias de carencias y de corrupción?
Nadie desmiente las carencias que se vive en Venezuela, solo hablan de la “conspiración de la derecha o del capitalismo de Estados Unidos”. El peor conspirador es la incapacidad de gobernar, el desconocimiento de las tareas que por obligación debe desempeñar y la selección de colaboradores también incapaces. Y esta conspiración se la lleva dentro de cada uno, cuando no ha estado preparado para desempeñar un cargo. Se empeora esta conspiración con la corrupción cuando la misma no se erradica. Nadie habla de las denuncias contra Diosdado Cabello y su participación en redes de narcotráfico. Tampoco se habla de las denuncias sobre un hijo del coronel Hugo Chávez, involucrado también en el narcotráfico por las denuncias de un exoficial que fue jefe de Seguridad de Chávez y de Cabello. Se oculta y se calla la mención a un saldo de USD 700 millones en la cuenta de una de las hijas de Hugo Chávez. En lugar de investigar, se asesina a un joven en una manifestación para hacer de esto el motivo de la atención. Un mandatario sensato manifestaría preocupación por estas denuncias. También buscaría el camino para garantizar el acceso del pueblo a los alimentos básicos y no acusaría a sus detractores de tener la culpa del desabastecimiento. ¿Merece solidaridad este tipo de actuaciones?
José M. Jalil Haas