La crisis económica es mínima ante la de valores que pasa el Ecuador. La mentira es común en la política, lo laboral, lo cotidiano. La honradez ya casi no existe; la humildad es cosa del pasado. Pero la solidaridad es algo que en los últimos años está siendo derrotada por esos seres humanos individualistas que solo piensan en ellos y luego trasladan el virus hacia sus grupos reducidos. El ejemplo coyuntural es el del Issfa y las FF.AA., instituciones que se creen especialísimas e individuales. Debemos como Estado y pueblo asignar ingentes recursos económicos a militares que gozan de privilegios abusivos y contrarios al del común ecuatoriano. Con el pretexto de ser “defensores de la integridad” abusan del poder y presionan por recursos económicos, que de no ser cumplidos nos meten miedos con sus pistolitas y tanquetas.
Los asegurados dorados, mientras tanto bravísimos, por desnudar sus abusos y prepotencia. Se debe exigir cambios a la Constitución para manejar un solo seguro social y destinar a los soldados a tareas más productivas que solo pensar en guerras, complots y golpes. Definitivamente el Ecuador está en crisis, pero de moral.