Estar enamorados

De una belleza sin igual, de ojos esmeralda y talla escultural. Su piel de azules intensos y mirada color verde mar. Su lujoso vestido que habla de selva y campos de la serranía. Sus largos y luminosos cabellos de áureos trigales donde el sol y la luna descansan siempre.

Su silueta atractiva y coqueta, y una cautivadora cintura de fuego que enamora y seduce gratamente. Sus senos firmes y bien dotados son cimas de volcanes en permanente erupción romántica, cuyo material se funde con las contemplativas almas. Beldad de anchas y preciosas caderas donde el corazón se recrea hasta el éxtasis casi divino, cruzando sus largas y talladas hoyas hasta a su selva espesa llegar en un viaje de romanticismo y ensoñación. Hermosa y bendecida beldad que a lo largo y ancho de su cuerpo llena está de dulces perfumes de frutales, de flores y canela; de miel y aromáticas especias.

Ante tan esbelta y extraordinaria beldad que lleva un sacro y muy amado nombre que motiva orgullo, honor y lealtad; el corazón arde en sublime e inagotable pasión. Esta beldad que a millones enamora, se llama Ecuador.

Ella debe ser siempre amada y cuidada en su total integridad. No cualquiera conquistarla con mentiras, engaños y malas intenciones puede. De hecho, muchos ya daño le han causado; pero en el amor se aprende; y toca enmendar.

En el mes del amor y la amistad y, en 14 de febrero, sus enamorados y amantes de sincero y noble corazón, le declaramos nuestra fidelidad y eterno amor incondicional. Por ello, precisamente, el 19 de febrero, cada ecuatoriano muy consciente ofrendémosle con fe y esperanza una púrpura rosa de amor y veneración. Sellemos definitivamente nuestro compromiso con tan amadísima beldad, procurándole largos y prósperos días de bienestar, paz y real felicidad. Hagamos con ella el paraíso de América para nuestros hijos y los que vendrán. ¡Por favor, no podemos ni debemos fallar! 

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