El Gobierno nunca asume la responsabilidad de sus costosos errores. Por vender esa imagen de “iluminados infalibles” culpan al termómetro y a la sábana por la calentura. Cuando fracasó la iniciativa Yasuní -por su total falta de seriedad- salieron a decir “el mundo nos ha fallado”. Pero sí se atribuyeron el crédito por el boom petrolero con la autopropaganda de “el milagro ecuatoriano”. Esta administración ha recibido la mitad de ingresos de los 40 años de nuestra historia petrolera: USD 70 000 millones sin ahorrar para el final de la bonanza contrayendo la mayor deuda que se conozca. Sólo falta que ahora digan: “Compañeritos, el dólar nos ha fallado!”.