En estos últimos días, varios doctos en economía han vaticinado que el Ecuador va hacia una crisis que se acentuará en este 2016. Sin embargo, es importante mantener una cordura ante un ‘crack’ económico-financiero mundial. Lo importante es evitar esta crisis que se la puede morigerar de la siguiente manera:
1. El petróleo no es el único recurso que dispone el Ecuador. Nuestro país puede vivir sin petróleo y debe explorar y explotar otros recursos minerales como son los nódulos polimetálicos de manganeso que se encuentran en las costas de Manabí. Existen aproximadamente 120 millones de toneladas métricas, capaces de cancelar la deuda externa y provisionar recursos económicos y financieros para 15 años más.
2. Ecuador es capaz de manejar el déficit fiscal sin necesidad de un crecimiento acelerado, lo cual será un indicio para el Gobierno actual aumentar el gasto público en obras y de mejorar el producto interno bruto que para el 2015 fue del 3,8%, mejor que el de Perú (2,8%) y un poco menos que Colombia que fue de 4,8%.
3. Que la recesión afectará a la banca. Pero si la recesión se constriñe, no la afectaría, no es muy importante la caída del crédito, pues los organismos como el FMI encarecen estos créditos y serían deudas frescas que podrán crear una recesión galopante. Es mucho más necesaria la recuperación de la cartera y el pago de los intereses por deudas legítimas. Por lo tanto, no hay que dejarse tentar por los créditos fáciles. Y evitar la refinanciación de operaciones que han pasado del corto a un largo plazo.
4. Si bien es cierto que Quito tiene más empresas que Guayaquil, esta última mueve más del 25% de la economía nacional, aunque en Quito se concentran las empresas públicas del Estado. Estas empresas deben mantener las tasas de interés de acuerdo a las disposiciones de las autoridades monetarias y financieras. Pagar por completo los intereses por los préstamos adquiridos en la fecha de sus vencimientos.
5. La confianza debe darse siempre y cuando exista por lo menos una moneda fuerte en nuestro país. Así como fue el sucre en los años 70, cuando tenía un verdadero valor pecuniario. Ahora tenemos seis monedas que nos regulan nuestro comercio nacional e internacional. Por lo tanto, la participación del Gobierno debe centrar su atención en la aplicación de algún control del sistema monetario actual. Se debe disponer de cierta cantidad de dinero para evitar especulaciones y variaciones de esas monedas, especialmente las de mayor circulación (dólar, euro, libra esterlina, yen, yuan, etc.) en el momento de exportar o importar.
Es tiempo de trabajar fuerte y pensar en un futuro promisorio, más no decadente como algunos expertos lo han vaticinado con cierta incertidumbre que no confían en su propio país.