Se denominan así a los desempleados o parados. El 25 de octubre de 2015 se presentaron 17 000 aspirantes para llenar 150 cupos de policías municipales. Para 2016 se está llamando a jóvenes entre 18 y 25 años para optar por 170 vacantes. Si anteriormente, para cada cupo se presentaron 113 solicitudes, para llenar 750 puestos acudirán 84 750 ecuatorianos. La TV muestra a miles de madrugadores que piensan en construir el Metro de Quito a partir de marzo y regresan desolados a sus casas al no ser considerados. Las cifras oficiales hablan de 85 000 ciudadanos que perdieron sus trabajos en 2015. Si multiplicamos por 5, que es el número de integrantes de cada familia, hay 422 000 personas que se mueren de hambre.
Las papelerías hacen su agosto sacando copias y vendiendo carpetas que llenan fábricas, empresas, hospitales, hoteles, negocios de comidas, etc. Cada aspirante llena al menos 20 carpetas a repartir, que multiplicados por 85 000 desocupados dan 1,6 millones, que rebosan los contenedores de basura del Municipio. Esta es la trágica verdad que muta a tragedia y obliga a las gentes a iniciar su ‘desquite’ desafiliándose de Alianza País, antes de que por traidores los boten como al diputado Bustamante. Este es el paraíso que la millonaria propaganda riega por el mundo como el milagro ecuatoriano y la mejor administración del país de todos los tiempos.
A despecho de esta realidad, las huestes políticas se aprestan a disputarse el ‘cadáver’ que será el Ecuador en el 2017. Para entonces, los milagreros del socialismo del siglo XXI serán una reliquia en las tantas camionetas de las que todos están tratando de bajarse al vuelo. Carlos Mosquera Benalcázar