Gracias a Dios, aun se puede escuchar la frase, “a la casa de mi mamá”; en los últimos años parejas de recién casados viven en apartamentos de edificios bien altos. Luego del sismo del último 16 de abril, pasa el primer remezón, guaguas al hombro, y, a la casa de mi mamá. No dejar esta buena costumbre, no esperar el próximo remezón, para ir a la casa de mi mamá. Los viejos se ponen contentos, nuestros corazones también. El tiempo no se detiene; tenemos que aprovechar cada una de las horas de cada uno de los días. Te detienes para mirar hacia atrás, solo recuerdos, procurar que el tiempo que tenemos en el momento presente, sea el mejor siempre; marcha adelante. Así que, no olvidarnos de volver a la casa: “De mi mamá”, aunque los viejos, se encuentren ya en el “Cielo”.