Al papa Francisco: Para erradicar la pobreza, hay que crear más y mejores oportunidades para todos, hay que generar riqueza. ¿Cómo? Abriendo una economía al mundo, al libre mercado, a la inversión, a la producción, al empleo, al pago de impuestos proporcionales (no confiscatorios). Los países más liberales son los que más gente rica, más clase media y menos pobres tienen.
Incluso en una institución tan respetable como es la Iglesia Católica, hay sacerdotes que son liberales y otros que son socialistas. Por ejemplo, el papa Juan Pablo II, cuando vivía, era más favorable al liberalismo. ¿Por qué? Porque era un Papa polaco y en Polonia vivió los horrores del comunismo.
El papa Francisco, en cambio, es un socialista romántico, uno de los típicos que predominan en América Latina: piensa que los pobres van a salir de esa situación, a través de un ‘Estado benefactor’. Quitar a los ricos para darles a los pobres es una receta fallida y fracasada, que en ninguna parte del mundo ha funcionado.
Al economista Correa: no creo que sea comunista, pero socialdemócrata de Estado, sí lo es. La historia ha demostrado que son preferibles los socialdemócratas de mercado, quienes permiten también cierta intervención estatal, no asfixiante de la economía. Ejemplos de socialdemócratas de mercado: Konrad Adenauer, Ludwig Erhard y Karl Popper.
Resulta preocupante, para la clase media y para las clases más altas –que son las que invierten realmente-, que el Presidente respalde a líderes como Chávez (cuando vivía), Maduro o los hermanos Castro, comunistas declarados, odiadores acérrimos del mercado, de la empresa y de la libre iniciativa de los particulares. Gente experta en repartir miseria, en lugar de crear y promover riqueza. Si quiere que la ciudadanía libre y pensante no crea que es comunista, debe acercarse más a EE.UU., Israel, Suiza y otros países desarrollados; a más de separarse de Venezuela.